Una de las cosas que más disfrutamos los chilenos, es de la buena mesa. Comer en abundancia es una práctica constante, que va de norte a sur y que representa parte del colectivo imaginario de cada uno de nuestros compatriotas. 

Si celebras tu cumpleaños, celebras con una buena cena; si vas a ver un partido de fútbol con los amigos, ¿qué mejor que tirar unas carnes a la parrilla? Cuando terminas una casa, invitas a todos quienes colaboraron a los famosos tijerales en los que se come y bebe en abundancia. Somos unos gozadores de tomo y lomo. Así de simple.
 
Pero vamos a lo que nos convoca: ¿qué comer cuando andas de paseo en nuestra larga franja nacional? Eso va a depender de la zona: la variedad de comidas es tanta como la de paisajes. 
 
En la zona norte del país, nos vamos a encontrar con las costumbres gastronómicas de nuestros ancestros, los aymaras: la carne de llama y la de vicuña se recomienda asada en cocina a leña, acompañada de una gran variedad de papas, maíz o chicharrón de papas. Otros imperdibles son el charqui (carne deshidratada y salada de alpahaca, llama, vacuno o caballo), ideal para pasar el hambre por un rato (no se recomienda como almuerzo, no es una comida contundente) y el picante de pollo que, definitivamente, debería gustarte una vez que lo pruebes.
La zona centro, entre tanto, presenta una mezcla de sabores provenientes de la cultura indígena que aportó el maíz y algunas verduras, junto con la gastronomía española. Los ingredientes más comunes en la mesa son la carne de ave, cerdo y vacuno, acompañadas de la famosa ensalada a la chilena hecha a base de tomates y cebollas. Esta mezcla de sabores y aromas nos favorece: así nació el pastel de choclo, el charquicán, las humitas, los dulces chilenos y el mote con huesillo. Las empanadas ya venían de España, pero no te podrás ir de Chile sin antes probar las que ofrece Pomaire, enormes empanadas de carne con cebolla que podrías, incluso, compartir con tu compañero de viaje.
 
Todos estos platos de la zona central encontrarán una excelente compañía en el vino tinto chileno, como un Cabernet Sauvignon o un Shiraz, reserva 2010 - 2011. Los vinos chilenos, principalmente aquellos de la zona central como los del Valle del Maipo, Maule, Curicó, Rapel o Colchagua,  son reconocidos a nivel mundial y los puedes encontrar en países tan lejanos como Japón, India o Kenia.
 
En la zona sur está de más decir que la especialidad son los pescados y mariscos. Si te encuentras en Chiloé, es necesario probar el curanto al hoyo. La palabra “curanto” significa “piedra calentada al sol” porque es de ese modo como se cocina; se hace un hoyo en el suelo, luego el fondo se cubre con piedras y, sobre estas, se hace una fogata para que las piedras se calienten hasta ponerse rojas. Y allí se colocan deliciosos mariscos, como almejas, choros o cholgas, navajuelas y picorocos.  Posteriormente, vienen las carnes: longanizas, pollo, chancho ahumado y chorizo. Toda esta mezcla se tapa con hojas de repollo y el vapor hará el resto. 
Foto: educalingo.com
 
La costa ofrece una gran variedad de pescados y mariscos pero, desde mi punto de vista, no pueden perderse un buen plato de machas a la parmesana, un mariscal, el chupe de mariscos o chupe de locos. Tampoco se pueden ir sin probar una albacora a la mantequilla o una reineta a la plancha. 
 
¡Así que no se olviden de recorrer Chile con el estómago vacío! ¡Nuestra mesa es abundante!
 
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