Además de la población chilena, los arqueólogos, antropólogos o caza misterios, son pocos los que conocen la fascinante Isla de Pascua. Visitarla puede ser muy costoso y no es una viaje que se planifica de la noche a la mañana, pero si usted es un apasionado de los paisajes deslumbrantes y la historia de otras culturas, este debería ser su próximo destino. 
 
Si bien pertenece a Chile, la Isla de Pascua se encuentra en la polinesia a más de 3.500km al oeste del territorio continental. Lleva casi tres milenios habitada por los rapanui, un pueblo descendiente de los polinesios, que tuvo su primer contacto con colonos europeos en 1722 y desde entonces comenzó su período de esclavización y mestizaje.
 
Ellos le llamaban Te pito o Te henua, que significa "El ombligo del mundo". En la actualidad, en la Isla se conservan vestigios ancestrales de los rapanui y su idioma es el oficial junto con el castellano.  
 
Como parte de estos vestigios, están los centenares de hombres de piedra llamados moai que se distribuyen por toda la Isla. Este es su principal atractivo turístico, ya que, además de su belleza, nadie sabe a ciencia cierta cómo se realizaron ni cómo los transportaron, pero todos les dan la espalda al mar y se cree que representan a sus antepasados.
 
Algunas de las estatuas llegan a medir hasta 21mt de altura y se las ha encontrado con restos de otros elementos a manera de decoración, como placas de coral o piedra roja. 
Hanga Roa es el único centro poblado de Isla de Pascua y se encuentra al noroeste del territorio. Aquí hay varios centros ceremoniales, llamados Ahu, con sus respectivos moais.
 
Cualquier alojamiento o agencia de turismo le ofrecerá recorridos guiados para visitarlos, y no solo aquí, sino alrededor de la isla donde también se encuentra la cantera del volcán Rano Raraku, de donde se extraía la piedra para tallar a los hombres. 
 
Otro atractivo fundamental que no puede dejar de visitar, es el Museo Antropológico Padre Sebastián Englert. Incluso antes de explorar la Isla, lo mejor que puede hacer es empaparse de la cultura rapanui en este lugar que alberga cientos de objetos antiguos elaborados por ellos, archivos fotográficos, testimonios de los primeros colonos, colección de música tradicional y la única moai femenina que se ha encontrado en la Isla.
 
El Museo está a pocos metros del centro de Hanga Roa y también cuenta con una biblioteca para los interesados en estudiar más a fondo el tema. 
Al este de la Isla se ubica el Parque Nacional Rapa Nui, que ocupa el 40% de la superficie y promueve la conservación e investigación de estos interesantes vestigios. Se lo puede recorrer de tres maneras: en auto, a pie o a caballo, todo depende de que tan aventurero es su espíritu.
 
De todas maneras, es recomendable hacerlo siempre acompañado de un guía que pueda resolver cualquier duda o contar más sobre la misteriosa historia del lugar. Aquí también hay dos playas de arena clara donde se pueden pasar unas horas de descanso, esparcimiento y reflexión de tanta información recibida. 
 
En Hanga Roa y alrededor de la Isla hay otras playas espectaculares para conocer y alternar con los paseos culturales. Las playas Anakena, Ovahe y Pea son unas de las más famosas y concurridas, tanto por la belleza y tranquilidad de sus aguas, como por la suntuosidad de lo que se encuentra en sus costas. 
 
Pero además de playas y moais, hay algo más que maravilla a los turistas que visitan Isla de Pascua: las cavernas. Los rapanui aprovecharon la naturaleza volcánica del territorio para adecuar cavernas naturales, que utilizaban para esconderse de tribus enemigas o almacenar diversos objetos importantes.
 
En muchos casos, el ingreso puede ser complicado y hasta riesgoso, pero una vez dentro se disfruta de una vista impresionante del mar y no se sorprenda si de inmediato le embarga un sentimiento de admiración, respeto y gratitud, todo al mismo tiempo. 
Como se puede ver, visitar Isla de Pascua no es precisamente para realizar las actividades que se nos vienen a la cabeza cuando pensamos en un lugar remoto en el medio del Pacífico. Es probable que termine ocupando más tiempo de lo esperado en actividades físicas e intelectuales, que en tomar el sol, descansar frente al mar o irse de fiesta. 
 
Aunque cuando se está de vacaciones hay tiempo para todo. Las noches en Hanga Roa también son muy animadas y el lugar cuenta con algunos restaurantes donde se preparan deliciosos mariscos. Además, mientras disfruta de su cena podrá apreciar la habilidad de los grupos de danza locales, mientras bailan el alegre y armónico Sau Sau, el baile típico de la Isla
 
Disfrute al máximo de sus días aquí, aproveche cada oportunidad para conocer nuevos restos rapanui y aprender un poco más sobre este interesante pueblo, y no escatime en el presupuesto; pocas veces en la vida se tiene la oportunidad de pasar unas vacaciones en la isla habitada más remota del planeta.